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Curso: Tanatoestética
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Tanatoestética

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Tema 1. Presentación del cadáver

Cada vez más, la sociedad tiende hacia un modelo donde la estética personal es un factor importante a tener muy en cuenta. Esta tendencia, al igual que ocurre en vida, también se traslada en cierto modo hacia los familiares o amigos cercanos que han fallecido, intentando que, durante el proceso de velatorio del finado, también tenga una apariencia lo más similar posible a la que tuvo en vida.

Es aquí donde entra en juego lo que se conoce como tanatoestética, es decir, la disciplina que se ocupa de que, durante la presentación del cadáver, este tenga un aspecto parecido al que tuvo en vida, intentando disimular los signos de la muerte o incluso las posibles secuelas que pudo padecer y que le condujeran al fallecimiento, como es el caso de accidentes o enfermedades con alguna secuela física.

Se trata, por tanto, de que el fallecido tenga un aspecto lo más natural posible, empleándose para ello un conjunto de técnicas basadas de forma general en la higiene, la cosmetología y el maquillaje, siempre teniendo en cuenta las voluntades del fallecido o las peticiones de los familiares.

Es una disciplina cada vez más demandada ya que, en muchas ocasiones, ayuda a recordar al fallecido tal y como era, jugando un papel emocional en las personas que lo despiden.

Por ello, a lo largo de este tema vamos a ver todo lo relacionado con la presentación del cadáver, observando desde cómo se recoge y recibe el mismo hasta cómo se realizan técnicas relacionadas con la ruptura de la rigidez, el peinado o el uso de distintos materiales para efectuar tareas como el cerrado de la boca.

Todo ello, tal y como hemos comentado, pensando en todo momento en que la presentación del cadáver a sus amigos y familiares, o a la sociedad en general, sea lo más correcta y natural posible. Esta es la tendencia en nuestro país aunque, no obstante, las tendencias en otros países, sobre todo en algunos sudamericanos es presentar los cadáveres como si estuviesen aún vivos, incluso practicando alguna actividad como conducir, jugar a las cartas o tocar la guitarra.

 

PUNTO 1. RECOGIDA Y RECEPCIÓN DEL CADÁVER

Hoy en día, debido al envejecimiento de la población, gran parte de las recogidas de cadáveres se efectúa en centros hospitalarios, aunque también se recogen en residencias de ancianos o en casas de particulares. Tampoco debemos olvidar los escenarios donde se recogen fallecidos a causa de accidentes o determinados siniestros, como los que pueden ocurrir al aire libre.

Es decir, existen multitud de escenarios a los que los técnicos especialistas acuden para recoger a una persona fallecida. Es muy importante tener presentes que, independientemente de las circunstancias de las muertes o de dónde se haga la recogida, la plantilla encargada de efectuarla ha de emplear los equipos de protección individual (EPI) apropiados, según la legislación vigente, como pueden ser el uso de guantes, botas o cubre zapatos, entre otros.

Además, desde el punto de vista de prevención de riesgos laborales, también hay que poner en práctica las técnicas elementales de manipulación de cargas dirigidas a prevenir las molestias propias en la espalda, articulaciones, etc., además de comprobar cuál es el estado del cuerpo antes de trasladarlo.

En caso de encontrar un fallecido en circunstancias sin esclarecer, el profesional ha de comunicarlo al servicio judicial, a la vez que comprueba la existencia de objetos valiosos en el cuerpo. Todo esto quedará registrado en un documento de recogida de fallecidos. A continuación, ha de situar el cuerpo en un sudario adecuado.

Si se precisa avisar al servicio judicial, el cuerpo se ha de transportar al lugar indicado por el juez, procurando no alterar ni deteriorar las pruebas que puedan hallarse en el cuerpo.

Es importante saber que el cadáver debe introducirse en la correspondiente bolsa de transporte y que este tiene que efectuarse siempre con sumo cuidado para que el cuerpo no sufra ningún daño durante el proceso y llegue al tanatorio prácticamente en la misma situación en la que fue encontrado.

Además, se ha de identificar con el nombre y apellidos del difunto dispuestos en una pulsera localizada en la muñeca. En caso de no conocer la identidad, se registrará en la muñeca la fecha y sitio de la recogida del mismo.

 

PUNTO 2. COLOCACIÓN DEL CADÁVER Y ELEVACIÓN DE LA CABEZA

La camilla donde se colocará al cuerpo tras depositarlo en el sudario ha de asegurarse con seguridad al vehículo que lo transporte, teniendo en cuenta que la camilla debe contener también correas de seguridad que sujeten el cuerpo. Además, se ha de evitar una conducción brusca, y siempre hay que realizarla en un vehículo autorizado.

A continuación, cuando el cuerpo ya se encuentre en el lugar de preparación, se ubicará en depósitos frigoríficos que oscilarán entre los 4 y los 6º C.

Además, hay que tener en cuenta que al morir un individuo, la sangre tiende a depositarse en las zonas alejadas y bajas del organismo. Por esto, se ha de procurar elevar la cabeza por encima del corazón, teniendo en cuenta que siempre quede alineada con el cuerpo, de forma que se eviten las livideces en zonas como el cuello, las orejas o la cara.

Hay que recordar que el livor mortis comienza a aparecer en torno a los 20- 45 minutos del fallecimiento ya que al pararse el sistema circulatorio la gravedad comienza a actuar, dirigiéndose la sangre hacia las zonas sobre las que esté apoyado el cuerpo.

Es por esto por lo que la cabeza ha de elevarse, evitando así que mejillas, orejas y zonas colindantes comiencen a sufrir la lividez.

Por ello, una vez el cuerpo esté en los depósitos frigoríficos del tanatorio, se ha de colocar la cabeza sobre un reposacabezas, para evitar inclinaciones o irregularidades en la posición adecuada, cuidando de que esta quede también por encima del corazón.

 

PUNTO 3. TRABAJO CON EL CADÁVER

La muerte de un individuo ha de verificarse y confirmarse por un médico, siendo inscrito en el Registro Civil. Los documentos correspondientes son el certificado médico de defunción y el boletín estadístico de defunción.

Por tanto, solo se podrá́ decir que ha fallecido un sujeto si existe este certificado y, consecuentemente, solo se realizarán técnicas de estética con el certificado como garantía.

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El proceso se ha de iniciar comprobando la identidad y las razones del fallecimiento, para a continuación equiparse adecuadamente (EPI: guantes de látex, batas blancas, etc.).

La persona encargada del trato con los familiares elaborará una orden de trabajo con las directrices para el tratamiento del difunto (tareas a efectuar, causas o ataúd, entre otras cuestiones).

 

3.1. Trabajos de preparación

Al fallecido se le quitará la totalidad de vestimentas que porte y cualquier complemento que porte. Entre ellos se engloban los siguientes trabajos:

  • Extracción de sondajes nasogástricos. Estos sondajes consiste en la inserción de una sonda, es decir un tubo flexible de plástico, desde el orificio de la nariz o de la boca hasta el estómago con el objetivo de realizar una nutrición enteral al paciente, hidratarlo, administrarle medicamentos, drenar el contenido gástrico o incluso realizarle un lavado de estómago.

A día de hoy, sobre todo en fallecidos procedentes de centros hospitalarios, son muchos los cuerpos que pueden llegar con estos sondajes que hay que extraer, aunque en ocasiones son los profesionales sanitarios los encargados de hacerlo antes de proceder con el traslado del cadáver.

No obstante, hay que saber que para extraerla hay que hacer uso de los EPI correspondientes, como son los guantes no estériles. Se pinzará la sonda y se colocará un utensilio para recoger posibles fluidos; se retira el apósito nasal, normalmente es un esparadrapo, y se procederá a sacar el tubo de forma continua y suave, desechando la sonda.

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  • Extracción de sondas vesicales. Al igual que las anteriores sondas, esta técnica también es invasiva. Consiste en la inserción de una sonda que va desde el meato uretral hasta la vejiga, con el objetivo de ayudar en la salida de la orina; control de diuresis; tratamientos posquirúrgicos; en pacientes con escaras genitales o en personas con problemas para vaciar la vejiga.

Estas pueden ser de látex y se pueden encontrar varios tamaños.

Para sacar la sonda, ha de extraerse el aire que se haya inyectado para desinflar el balón que impide que salga (si es de las de tipo que emplean un globo de aire), siempre procediendo con cuidado para que no se produzcan salpicaduras en la extracción.

Además del tipo de sondaje vesical, hay que considerar su extracción en torno a si el cadáver es de un hombre o de una mujer:

— Hombres. Al igual que para colocarlo, habrá que situar el pene en ángulo recto, con el prepucio hacia atrás para iniciar con la extracción. Extraídos unos 10 centímetros se colocará el miembro en un ángulo de 60º.

— Mujeres. Se separarán los labios mayores y menores y se procederá a retirarla con suavidad.

Dentro de los sondajes vesicales se pueden encontrar los siguientes:

— Sondaje vesical intermitente. Son sondas colocadas en pacientes que por ellos mismos no son capaces de vaciar la vejiga.

— Sondaje vesical único. Es el que se utiliza para vaciar la vejiga en un momento concreto.

— Sondaje vesical permanente. Se introduce en la vejiga y se mantiene usando un globo inflado.

— Cateterismo vesical suprapúbico. Se coloca una sonda que va desde un orificio en el abdomen hasta la vejiga, de forma directa.

  • Extracción de sonda rectal. Aunque es menos común encontrarlas en las actividades de tanatopraxia, puesto que no se emplean de forma continua, también hay que conocer que existen este tipo de sondaje con fines médicos. Se emplean para reducir distensión abdominal provocada por flatulencia o para administrar edemas.

 

3.2. Aseado del cuerpo

El aseado se ha de efectuar en la habitación de tanatopraxia con los productos precisos para su aseo y desinfección y siempre teniendo en cuenta la normativa en torno a la prevención de riesgos laborales.

Antes de proceder con este paso hay que cerciorarse de que todos los materiales y herramientas que se van a utilizar se encuentran disponibles en ese momento.

Estos se colocarán de manera accesible para ser utilizados durante el proceso.

Ayuda mucho antes de preparar el material, valorar ciertos aspectos del cadáver.

Para ello debe observarse minuciosamente, teniendo en cuenta cuestiones como la altura del cuerpo, el grosor del mismo, si presenta alguna herida o lesión, etc.

En primer lugar, el especialista deberá higienizarse las manos para poder colocarse los guantes.

Una vez se ha colocado el cadáver sobre la mesa de tanatopraxia se han de eliminar las partes sucias y se acondicionará para evitar la infección de dichas zonas.

Normalmente, tanto salas como mesas especializadas tienen sistemas de eliminaciones de líquidos para procurar garantizar al máximo la higiene en el proceso.

El equipamiento ha de ser de acero inoxidable y ha de contar con extracción forzada de aire y productos desinfectantes para el acondicionamiento del material.

En cuanto al trabajo con el cuerpo, si se observa la piel con brillo y un aspecto poco resistente, se debe tener cuidado al manipular el cadáver, ya que puede ser síntoma de que la piel es frágil y, por tanto, existe riesgo de que se destruya la superficie cutánea. En estos casos lo ideal es hacerlo manejándolo por los antebrazos.

Sobre una bandeja se han de limpiar el cuerpo, pelo, cara, zonas íntimas, manos, etc., con la ayuda de una esponja, jabón desinfectante y agua, y para finalizar, se han de secar con papel de celulosa o toallas adecuadas.

Además, se emplearán selladores homologados para tapar posibles heridas o emanación sanguínea que pudiera presentar la persona fallecida.

Se presta especial atención a las zonas que van a quedar expuestas, como son las manos, la cara y la cabeza, teniendo en cuenta que se debe seguir la siguiente secuencia de aseo y posterior secado:

  • Cara.
  • Extremidades superiores.
  • Pecho y abdomen.
  • Extremidades inferiores (aquí se cambiará el agua).
  • Espalda.
  • Perineo.
  • Región anal.
  • Zonas con heridas o lesiones.

 

3.3. Desinfección de orificios

También se ha de realizar la desinfección de orificios mediante productos desinfectantes o concretos para tal fin, como pueden ser los jabones germicidas con sustancias desodorizantes.

Hay que vigilar que, tal y como advierte la Organización Mundial de la Salud (OMS), estos productos no contengan o tengan una muy baja concentración de formol o metanol, considerados sustancias cancerígenas.

Además, por esto y otras causas, no hay que olvidar utilizar los correspondientes

EPI y seguir las normas de PRL correspondientes.

Se presta especial atención a la boca (incluido su interior), los orificios nasales, el contorno de los ojos y las heridas. En el caso de la boca, si el fallecido cuenta con alguna prótesis, esta debe sacarse y limpiarse de forma adecuada empleando un cepillo y pasta de dientes o algún otro producto específico.

El interior de la boca se higieniza mediante el uso de una gasa impregnada en producto desinfectante, prestando atención a las encías y a la lengua. Si el fallecido llevaba prótesis, esta se le vuelve a colocar una vez limpia.

Igualmente, para la desinfección tanto de orificios nasales como para la zona ocular, se procederá empleando una gasa impregnada con producto de limpieza.

En el caso de los ojos, la limpieza se realiza desde la cuenca interna a la externa.

Finalmente, tanto la zona anal como la vaginal se procede del mismo modo. Se puede emplear unas pinzas para sujetar la gasa impregnada y acceder así más fácilmente a los orificios.

 

3.4. Afeitado

Otras de las cuestiones a tener en cuenta es la de afeitar al fallecido, respetando la barba, bigote o patillas que luciera el difunto.

Se presta especial atención a este paso ya que, cuando una persona fallece, se produce una considerable deshidratación que provoca un crecimiento del pelo.

Este servicio que, por norma general es para fallecidos varones, se debe hacer al mismo tiempo o después del aseado del cuerpo, evitando así manchar las prendas o las mortajas.

Se utilizará, cuando se requiera, una maquinilla de afeitar, con el pelo húmedo para facilitar la tarea. Finalmente, se aplica crema de afeitar con una brocha para hidratar el pelo. No obstante hay que tener en cuenta las siguientes cuestiones:

  • Las maquinillas desechables, por su calidad, pueden provocar mayores lesiones que las eléctricas.
  • El uso de cremas depilatorias puede causar irritaciones y ciertas reacciones. Además, solo pueden utilizarse sobre piel sana.

Asimismo, se actuará en torno a los siguientes pasos para ofrecer un correcto servicio de afeitado:

  • El especialista tendrá que lavarse las manos, enguantarse y preparar el correspondiente material que vaya a necesitar. Lo colocará de forma que le sea accesible.
  • Utilizará los correspondientes EPI y velará en todo momento por cumplir con las normas de prevención de riesgos laborales.
  • Tendrá que proteger las zonas que no se van a afeitar, procurando no alterarlas.
  • Humedecerá la zona a afeitar y aplicará jabón u otro elemento de afeitado, tensando suavemente la piel.
  • Procederá a rasurar en el sentido del crecimiento del pelo, ejerciendo movimientos cortos.
  • En el caso de emplearse maquinilla, esta deberá ser enjuagada con frecuencia.
  • Tras el afeitado debe secarse completamente la piel, ejerciendo suaves golpecitos, sin frotar.
  • En caso de cortar accidentalmente algún fragmento de piel, hay que aplicar una estrecha película de vaselina para evitar la oxidación o emplear lápices hermostáticos con acción específica para cortar la sangre.
  • Se desechará el material de un solo uso y se recogerá el resto del equipo, procurando la higiene y desinfección del material empleado.

 

3.5. Taponamiento

Esta, como muchas otras prácticas, se realizan siempre para evitar la secreción de fluidos que ya el organismo no controla este aspecto una vez fallecido.

El material a emplear en estos proceso es:

  • Algodón. Al ser de fibra natural es ideal para emplearse como material en taponamientos, como relleno y para tapar incisiones.
  • Pinzas de disección con la punta roma, normalmente de 20 centímetros (dependiendo del tamaño de los orificios). Tienen que ser de acero inoxidable.
  • Gancho o crochet. Igualmente, será de acero inoxidable, disponiéndose con un mango plano y un extremo en forma de gancho. Se emplea, sobre todo, para suturas de boca o como complemento al separador de tejidos.
  • Productos de absorción:

— Tiras de celulosa absorbente. Son unas láminas de celulosa que llevan incorporadas polvos absorbentes, muy empleadas para tapar orificios e incluso en casos de enucleación del globo ocular y taponar otros fluidos.

— Polvo ultra absorbente. Se utilizan en orificios nasales, en boca y en incisiones, buscándose en todo momento procurar una correcta estanqueidad. No obstante, hay que vigilar que no entren en contacto con zonas propensas a la rápida deshidratación, como son labios, ojos o fosas nasales.

Uno de estos taponamientos es el que se realiza para obstaculizar las fosas nasales hasta llegar a la laringe.

Este taponamiento se ha de efectuar metiendo algodón, con ayuda de unas pinzas, en la zona de la garganta.

Esta acción se repetirá desde la nariz, hasta que contacten ambos algodones.

Los diferentes tipos de taponamiento son:

  • Taponamiento de la laringe. Se practica a través de la boca con un algodón de 40 centímetros de largo y unos cinco de ancho, debiendo quedar la lengua en su postura habitual. Se evitará tocar los labios para no dañarlos y procurando que el algodón no quede en la boca para evitar distorsiones en la estética del fallecido.

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  • Taponamiento por fosas nasales. Primero hay que observar el tamaño aproximado de las fosas (normalmente las de las mujeres son más estrechas) y esto dará una idea del tamaño del algodón a emplear.

Con unas pinzas, se ha de meter un algodón de 40 x 2 cm (normalmente suele ser de este tamaño aproximado), primero por una fosa y después por la otra, procurando no deteriorar las aletas de la nariz.

Igualmente, el algodón hay que llevarlo hasta el fondo.

Hay que procurar no introducirlo de forma brusca, evitando que se dañe, además de la correspondiente aleta, algún vaso sanguíneo del interior.

  • Taponamiento de ano o genitales. Se ha de introducir algodón con pinzas procurando no realizar daños en las cavidades.

En casos de embalsamamientos, a la mujer se le coloca un botón de trocar relleno con polvo secador en el ano y la vagina; en el caso de los hombres en ano y uretra.

 

3.6. Cerrado de boca y ojos

3.6.1. Cerrado de boca

En el caso del cerrado de boca, esta técnica se utiliza para que no permanezca abierta la boca con todos los problemas que puede conllevar (introducción de insectos, salida de fluidos, aspecto poco relajado, etc).

Por eso, es fundamental elegir una técnica en concreto y controlar la presión de cerrado de la misma.

Existen varias técnicas para conseguirlo, como es la colocación de un pañuelo alrededor de la cara, el uso de pegamento, el empleo de mentonera o de otros aplicadores cierra bocas o sutura. Vemos a continuación algunos detalles de las mismas:

  • Cerrado con pañuelo. En estos casos, con la ayuda de un pañuelo o una gasa larga, se coloca en el contorno de la cara, de forma que se suba la mandíbula inferior hasta ajustarla a la superior.

Se atará la gasa o el pañuelo por la zona superior de la cabeza. Hay que tener en cuenta que el uso de esta técnica ejerce un aspecto enrarecido en el cadáver, ya que normalmente quedan marcas y no es una forma natural.

  • Cerrado con pegamento. Es una técnica muy delicada y que exige un gran conocimiento de la misma, ya que se pueden producir diversos problemas, como los siguientes:

— Restos de pegamentos. Si se pegan ambos labios, el pegamento puede asomar entre ambos labios o en la comisura, restos que se quedarán blanquecinos por la acción del frío de la nevera.

Esta técnica, en caso de que se produjese una pérdida de fluidos por la boca, obligaría a volver a abrirla, quitando el pegamento, algo que provocaría daños en los labios.

— Boca estirada. Si no se realiza de forma correcta puede ocasionar que una vez pegados los labios, el maxilar inferior descienda y provoque una boca nada natural y con un aspecto enrarecido por el estiramiento.

Una técnica correcta para emplear el pegamento en el cerrado de la boca es hacerlo muela contra muela, en caso de que el maxilar no se encuentre muy rígido.

  • Cerrado con mentonera. Existen distintos tipos de mentonera, como es la de cuello y otras ajustables. Normalmente, las empresas las hacen biodegradables. El único inconveniente es que son visibles en la exposición del cadáver.

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  • Cerrado con elementos cierra bocas. Existen diferentes formas, como el uso de un aplicador, mediante el uso de un martillo, por el que se clava un clavo pequeño, el cual lleva un alambre que une ambos maxilares. Esto provoca que la boca se cierre y se pueda trenzar dicha unión. No obstante, es una técnica que no se puede emplear en cadáveres con maxilares pequeños y tiene contraindicaciones ya que puede provocar la rotura de alguna pieza dental al colocar el clavo.
  • Cerrado por sutura (también denominada ligadura). Normalmente, es la técnica que más se emplea por su gran resultado estético. Existen dos tipos:

— Sutura externa. Aquí se enhebra una aguja curva de 8 cm, se mete por la cara inferior de la lengua, se decide un lugar de salida (aprovechando alguna irregularidad en la cara para que no se note demasiado) y se introduce por el mismo punto de salida. Se ha de esconder después el hilo alrededor de la barbilla, y subir tirando de este la mandíbula inferior.

En caso de que el fallecido usase prótesis dental esta se le colocará antes de proceder con la sutura. Incluso, para conseguir un mejor resultado se puede emplear una formabocas de plástico o de caucho, el cual se coloca de modo que pueda simularse una forma normal de la misma e incluso en ocasiones, con la ayuda de un algodón que después se moldea se puede conseguir un aspecto normal de la boca.

— Sutura interna. También se realiza con una aguja curva de unos 8 centímetros, se anexa el labio a la encía, pasando la aguja para que quede sujeto. Para elevar el maxilar solo habrá que tirarse del hilo. Se pueden utilizar tijeras, aguja curva, hilo adecuado para suturas, y ganchos.

Para ambos tipos de sutura se emplea el siguiente material:

  • Pinzas de 20 centímetros, de punta roma.
  • Gancho o crochet.
  • Tijeras de punta redondeada.
  • Aguja curva de 8 centímetros.
  • Hilo de lino para suturar.

 

3.6.2. Cerrado de ojos

Cuando una persona fallece en un centro hospitalario, los especialistas se encargan de cerrar los ojos simplemente ejerciendo presión con los dedos. De no ser así, debido a la rigidez de los músculos oculares, los párpados es posible que queden abiertos aunque se intenten cerrar de forma manual e incluso puede que, aunque se consiga, estos vuelvan a abrirse. Existen tres técnicas para mantenerlos cerrados:

  • Pegamento. Impregnando un lado del párpado y uniéndolo al otro. El gancho ayudará a separar el párpado y poder emplear el pegamento, recordando usar poca cantidad para evitar que este se vea y que incluso, en caso de que aparezcan sobrantes (que también se volverá blanco, como ya vimos en el tapado de la boca, por la acción del frío) se produzcan daños en la zona.
  • Cubreojos. Son unos protectores de plástico, con forma de media esfera, que se colocan sobre el ojo para evitar el hundimiento del mismo, conocido como signo de Stenon Louis. Los hay incluso algunos que presentan ciertas rugosidades en su superficie para contribuir a que el párpado no se mueva. Normalmente son de tamaño estándar, pero permiten ser recortadas para adaptarse a los distintos tamaños de cuenca.
  • Con algodón. Colocando una porción de escasa envergadura en el fondo del párpado, al cerrarlo no tendría que abrirse de nuevo. Se pueden emplear las pinzas para realizar esta tarea.

 

3.7. Hidratación de tejidos, masajes y eliminación de livideces

Como ya sabemos, cuando una persona fallece aparecen cierto fenómenos cadavéricos, produciéndose ciertos aspectos como la deshidratación, la rigidez corporal o la lividez, entre otros.

Estas cuestiones provocan que el cadáver, entre otras cosas, presente piel seca, apergaminada, el cuerpo se hinche y aparezcan ciertas coloraciones que se tornan azuladas, moradas y rojizas.

Es por ello que los especialistas deben trabajar para poder disimular y disminuir estos síntomas y fenómenos. Parte de ello comienza por hidratar el cadáver, insistiendo sobre todo en las zonas que van a quedar expuesta, como son la cara, las orejas, el cuello (incluido escote, según la prenda que vaya a portar en su presentación) y las manos y brazos.

Para ello se emplean diversos productos que existen en el mercado a tal fin, como ciertas cremas, procurando retirar cualquier resto que pudiera quedar de su aplicación.

Además, como venimos comentando, al fallecer, el sistema circulatorio deja de funcionar, por lo que cuando comienza a actuar la gravedad la sangre tiende a depositarse en las partes más bajas, es decir, si el difunto está acostado en decúbito supino, la sangre se irá a la espalda y zona trasera, coloreándola. Esto es lo que se conoce como lividez cadavérica, cuyo color se hará más intenso según vayan pasado las horas.

La lividez comienza a manifestarse en torno a los 45 minutos tras el fallecimiento (de ahí que se tenga que elevar la cabeza del fallecido). Aunque su aparición depende del cuerpo en sí y las circunstancias en las que haya fallecido.

Por ello, es muy importante evitar ciertas posturas que acentúen esta lividez, observándose que las partes que permanezcan apoyadas, debido a la presión, no estarán tan acentuadas. En caso de que aparezcan, es necesario proceder con un leve masaje, suave, para eliminarlas o, al menos, minimizarlas.

Una zona especialmente a tener en cuenta, por ser de las que mas sufren este fenómeno, es la parte de las orejas. A la hora de proceder con el masaje aquí habrá que comenzar por la parte superior en dirección hacia el lóbulo, teniendo en cuenta que, sin parar la presión, se seguirá hacia el cuello, buscando la yugular.

En caso de que la lividez se de en las manos o en la parte baja de los brazos, habrá que elevarlos, de forma que se provoque la caída del riego sanguíneo en la zona.

 

3.8. Ruptura de la rigidez

El conocido como rigor mortis comienza en torno a las dos o tres horas del fallecimiento, lo que conlleva a una rigidez de todo el cuerpo, que en unas 10 horas ya se encontrará totalmente agarrotado.

Este efecto cesa a los dos días de la defunción. Flexionando las articulaciones o dando masajes en las zonas afectadas se puede eliminar esta tensión, lógicamente, sin fracturar ningún hueso. Esto facilitará el trabajo de colocar los ropajes al fallecido y evitará posiciones antinaturales en el mismo.

También se puede dar el caso de que el fallecido sufra espasmo cadavérico, una rigidez de músculos y articulaciones que se puede dar en fallecimientos violentos o suicidios donde haya existido una alta tensión emocional.

 

PUNTO 4. TÉCNICAS DE VESTIDO Y AMORTAJADO DEL CADÁVER

El vestido se efectúa en busca de naturalidad en el fallecido, y suele ser una de las últimas voluntades del mismo. En caso de que esta no existiera es la familia la que se preocupa por hacer las correspondientes peticiones.

Aquí encontramos las opciones que vemos a continuación en los siguientes epígrafes.

 

4.1. Sudario

Como norma general, el diccionario de la Real Academia Española (RAE) recoge que sudario es el “Lienzo que se pone sobre el rostro de los difuntos o en que se envuelve el cadáver”. Así, esto trasladado al sector funerario no es más que las prendas que van a cubrir al fallecido en la presentación a sus familiares y amigos.

Aquí entra en juego el término mortaja, cuya definición es “Vestidura, sábana u otra cosa en que se envuelve el cadáver para el sepulcro”.

Hoy en día existen multitud de opciones de sudario, desde los tradicionales elaborados de forma artesanal, hasta los personalizados con alguna estética propia.

 

4.2. Ropa de calle

Habitualmente, es la familia la encargada de suministrar al fallecido la ropa, aunque también se encuentran empresas dedicadas a las ventas de ropajes y complementos en los tanatorios.

Puede ser que, debido a los cambios del organismo tras la muerte, la ropa no se ajuste al fallecido, por lo que habrá que remendar las vestimentas, rasgándola por la espalda si queda pequeña y ajustándola en caso de quedar holgada.

 

4.3. Hábitos religiosos, uniformes y otros

En caso de que el fallecido fuese religioso o perteneciente a algún grupo uniformado y la familia aporte vestimentas de esta clase, se ha de preguntar a los mismos cómo se coloca de forma adecuada, para evitar cualquier error involuntario.

En cuanto a las técnicas de amortajado, como norma general se suelen seguir alguna de las dos siguientes:

  • La primera opción puede ser colocar el cadáver en decúbito lateral, situando una sábana limpia bajo él, en forma de rombo. Una vez situada la parte textil, se coloca el cuerpo en decúbito supino, centrado en la sábana, doblando la parte superior sobre la frente del cadáver. Se envuelve el tórax, el abdomen y las piernas. Se asegura toda.
  • La segunda opción es colocar el cuerpo sobre una sabana alargada, la cual se plegará por la cabeza y los pies, primero las esquinas y después los extremos. Se atará con tiras a la altura del tórax, de la cintura y de las rodillas.

 

PUNTO 5. POSICIÓN DEL CADÁVER

La postura adecuada en la que ha de permanecer un fallecido dentro del ataúd es centrada en el interior. Las manos han de descansar unidas sobre el abdomen.

La cabeza, por su parte, reposará en un cojín que la levante por encima del corazón para evitar livideces, tal y como hemos visto en apartados anteriores.

Si se da el caso de posiciones poco naturales por diversos factores, como personas muy longevas que adoptan posiciones no naturales, se intentará corregir con el sudario o rellenos de papel, con el objetivo de equilibrar la simetría y correcta colocación del cuerpo.

 

PUNTO 6. PEINADO

Para peinar al fallecido, se ha de consultar a la familia y solicitar una ilustración o fotografía del peinado correspondiente y de cómo ha de quedar. En caso de no contar con esos datos, el tanatopractor debe guiarse de su instinto y de la forma que parezca describir el corte del fallecido.

Primero, debe lavar el pelo y secarlo con un secador. Una vez limpio, se puede emplear secadores o planchas para dar forma al cabello. En caso de enfermedades con caída del pelo, como en cadáveres que hayan sido sometidos a quimioterapia o a autopsias, se ha de tener mucho cuidado al manipular el cabello, y si la familia aporta una peluca, esta será peinada primero y colocada después.

Como norma general, para proceder con el peinado se siguen estos pasos:

  • Se coloca el cuerpo en decúbito supino, vigilando en todo momento que la cabeza quede elevada.
  • Se enjuaga el pelo y se aplica champú, masajeando el cuero cabelludo con delicadeza, sobre todo en los casos que hemos mencionado anteriormente.
  • Se aclara el pelo con agua.
  • Se comienza secándolo, primero con una toalla y después con un secador.
  • Se comienza con el peinado, intentando que quede lo más parecido a su aspecto natural en vida.
  • Se pueden emplear fijadores de cabello, como laca, para preservar el peinado.

 

PUNTO 7. SITUACIONES ESPECIALES

Hay que saber que, tanto las técnicas de vestido, como las de peinado y las vistas hasta el momento solo se realizan cuando se dan ciertas circunstancias como son que el cuerpo se encuentre en buen estado o que no padezca ninguna enfermedad severa.

No obstante, en otras ocasiones los cuerpos han sufrido:

  • Una muerte severa que deje visibles secuelas, como las producidas por accidentes, grandes catástrofes o enfermedades agresivas.
  • Pueden presentar un avanzado estado de descomposición, por lo que no procederán los anteriores pasos descritos.
  • También se puede dar que no se disponga del tiempo suficiente para proceder con los arreglos vistos.

Cuando se dan estas situaciones y otras en las que no se pueda exponer el cadáver con apariencia natural, hay que valorar cuáles son las opciones que existen e informar de las mismas a los familiares, aconsejando incluso la opción de velatorio con ataúd cerrado (hay familiares que optan por ello y por colocar una foto en señal de recuerdo del aspecto físico del fallecido).

Normalmente, en casos especiales como los mencionados, el cuerpo deberá colocarse en un sudario de plástico biodegradable, de forma que no puedan ocurrir pérdidas de fluidos corporales que provoquen olores. Igualmente, en el ataúd, antes de depositar el cuerpo, se coloca una cama de polvos desodorante.

A continuación vamos a ver posiciones en las que se puede encontrar un cuerpo en el momento de morir y que, como hemos comentado, pueden dificultar o imposibilitar labores de vestido y cuidados:

  • Decúbito supino. En esta posición la espalda permanece pegada al suelo, es decir, el cuerpo se encuentra mirando hacia arriba, independientemente de que las extremidades apunten a diversos espacios distintos.

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  • Decúbito prono. Es la postura contraria a la anterior, aquí la espalda queda hacia arriba.

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  • Decúbito lateral derecho. La región lateral derecha es la que descansa sobre el plano.
  • Decúbito lateral izquierdo. Es la forma contraria a la anterior, aquí es la región izquierda la que permanece sobre el plano.

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  • Posición sedente. El cuerpo está sentado y el tórax se encuentra o inclinado hacia delante, o recto o inclinado hacia a algún lado.

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  • Posición genupectoral. Aquí, el cuerpo permanece de forma que las regiones superiores, las rodillas y la cabeza se apoyen en el plano.

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  • Suspensión completa. El cuerpo permanece totalmente suspendido de un punto, sin tocar el suelo con ninguna parte. Es lo que ocurre con las personas que se ahorcan.

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  • Suspensión incompleta. El cuerpo está semisuspendido, atado por alguna parte. Normalmente, mientras las extremidades superiores cuelgan, las inferiores se encuentran semiflexionadas o flexionadas.

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  • Sumersión completa. Cuando el cuerpo se encuentra sumergido por completo en algún liquido. Normalmente adoptan una postura que se conoce como la del luchador, provocada por la asfixia.
  • Sumersión incompleta. La cabeza permanece sumergida en líquidos mientras el resto del cuerpo no lo está. Igualmente se produce muerte por asfixia.

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  • Posición del boxeador. Las personas que mueren en incendios adoptan esta posición debido a la deshidratación y contracción de los músculos provocadas por el calor o la calcinación directa de los mismos.

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  • Postura fetal. La muerte se produce cuando encierran a la persona aún con vida en espacios confinados, como muebles grandes o refrigeradores. Esta tiende a adoptar la posición de un feto en el vientre materno.

 

PUNTO 8. MATERIALES, ÚTILES Y EQUIPOS

Finalmente, en este epígrafe vamos a hacer un resumen de cuáles son los materiales, los útiles y los equipos a emplear en las labores de aseado del cuerpo, el taponamiento o la desinfección de orificios, entre otras cuestiones:

  • Materiales:

— Algodón y gasas.

— Polvos secantes y elementos absorbentes.

— Jabón desinfectante.

— Pasta dentífrica, colutorio y cepillos de dientes.

— Esponja.

— Fijadores de peinados, como la laca.

  • Útiles y equipos:

— Guantes.

— Bata blanca, a poder ser, desechable.

— Depresor de lengua.

— Maquinillas de afeitar.

— Pinzas de punta redonda.

— Tijeras de punta redonda.

— Prótesis dental y cubre ojos.

— Secador de pelo.